A ver si te ha pasado esto alguna vez: ¿ has utilizado alguna palabra que está en boca de casi todo el mundo pero no acabas de saber qué es en realidad? Con el coaching pasa algo parecido. En ocasiones la gente ve un reality o programa por televisión y piensa que lo que está aconteciendo en ese momento es “coaching”. Si que es cierto que el coaching trata de llevarte de un presente a modificar a un futuro mejorado ( como vemos en esos programas ) pero con unas reglas del juego en las que no todo vale, y sí con la firme convicción hacia nuestro cliente de que ¡tú sí que vales!
En el ámbito laboral te encuentras con diferentes interlocutores: los que saben qué es, los que están confundidos porque lo que han leído, oído o visto es tan diferente que queda desvirtuado, y los que lo han probado. De estos últimos encontramos los que han tenido la experiencia positiva de haber llevado a cabo un buen proceso de coaching con un buen profesional y los que: “ ni chicha ni limoná” o “ni pena ni gloria”. Nuestra misión, como coaches, es en parte pedagógica en el sentido de explicar muy bien qué es, para qué, para quién y dónde están sus limitaciones así como otras disciplinas con las que se puede vincular y, a su vez, confundir. Y si lo pueden probar, mucho mejor: no hay mayor aprendizaje que el vivido por uno mismo.
Sin entrar en cuestiones epistemológicas y definiciones metodológicas te podemos decir que un coach es un “solucionador de problemas” con unas herramientas concretas propias del coaching. Para que un tema tan complejo se entienda en un post no muy extenso como éste te proponemos compararlo con otras disciplinas con las que se puede confundir para que veas la definición en sí misma de coaching, así como las fronteras de unas y otras:
1.- Coaching: el target al que va dirigido el coaching son personas autónomas que quieren estar mejor. ¿ Y qué quiere decir “autónomas”? Que son autosuficientes para tomar decisiones propias de forma responsable. Un coach trabaja de presente a futuro, con personas que quieren un cambio real, tienen claro que quieren estar mejor y hacia donde se dirigen ( tienen el objetivo ) y no saben los “cómo”. Lo importante no es solo lo que descubren durante la sesión sino qué van hacer cuando salgan por la puerta del lugar donde han realizado la sesión. Un coach te hará preguntas y no te dirá lo que tienes que hacer. Si opina en torno a lo que dices, te orienta y dirige explícitamente, te dice las acciones que tienes que llevar a cabo, si te da “consejitos” o algo por el estilo, eso no es un coach, es otra figura diferente de las que veremos a continuación.
2.- Psicología o psicoterapia: aquí hablamos de un tratamiento enfocado a superar problemas emocionales. Desde esta perspectiva indagamos también en el pasado, en los problemas no resueltos. Lo que si que hay son técnicas psicoterapéuticas de utilidad en el coaching.
3.- Consultoría: si utilizamos la metáfora de un “coche” podríamos decir que el coaching te enseña a entender cómo conduces un coche y como podrías hacerlo mejor, mientras que el consultor/a te enseña a conducir el coche, las ventajas e inconvenientes de cada coche para que escojas el que más te convenga, e incluso puede conducir por ti. El consultor es un experto.
4.- Educador: viene de “educere”, sacar lo que lleva dentro, por lo que sería la combinación o suma de la instrucción más la orientación.
5.- Formador: hablaríamos de transmitir conocimientos para poner en práctica mediante acciones. En este aspecto se enseña conocimiento para que sea practicado, por lo que una combinación de coaching y formación, cuando la situación lo requiere, es muy efectivo con resultados sostenibles en el tiempo.
6.- Mentor: En este caso hay un experto que ofrece consejos, información o guía para aquellos que tienen necesidades de conocimientos, habilidades o desarrollo. En mentor te ofrece las soluciones mientras que en el coaching eres tu quien llega a ellas.
Estas suelen ser algunas de las disciplinas o figuras con las que se suele confundir el coaching. En ocasiones es difícil vislumbrar la sutil línea que separa una disciplina de otra. Para nosotros, en realidad, lo importante no es la etiqueta con la que trabajas sino a quién tienes delante: quién es, qué quiere conseguir, en qué momento está, qué expectativas tiene, … En definitiva se trata de ayudarlo a resolver un problema, por lo que es igual la etiqueta con la que lo resuelvas. Eso sí, si te pones el “gorro” de psicólogo/a o de coach porque habéis determinado que es el camino para llegar a ese lugar, hazlo! Y si no tienes ese gorro, derívalo al experto que mejor va a solucionar su problema. Cuando te han de sacar una muela, ¿ vas al médico de cabecera?
Toni Cátedra / Marta Foix