La calefacción estaba al mínimo pero esa sala de reuniones de cinco metros cuadrados con cinco personas reunidas para solucionar un problema me estaba acalorando. Me sobraba el sueter y hasta la camisa.
Notaba las venas del mi cuello, el calor en los pómulos de mi cara y las manos frías y sin tacto. Si no solucionábamos eso, con ésta, sería la quinta vez consecutiva que llamaría a la clienta de una importante multinacional para decirle, de nuevo, en menos de una semana, que estábamos trabajando para darle una alternativa durante el día, ya que la última prueba de viabilidad había fallado.
Me sentía parte del problema y, al mismo tiempo, ajeno al mismo. No me había equivocado en lo que les vendí. Habíamos seguido el protocolo: pruebas, aprobaciones y producciones. Todo bien, aunque objetivamente, nada bien. Pero al margen de que “no me había equivocado” el problema era mío porque el malestar era mío, mis miedos eran míos, y el compromiso de hacer las cosas bien con “mi” clienta, era mía.
Nuestro equipo comercial y de producción estaban agotados. Todos. Como en un camino de esos de las películas donde entre fango y piedras el coche se acerca al abismo de un acantilado sin salida, tipo Telma y Louis . Ofrecían alternativas y llevaban trabajando toda la semana en este proyecto, pero sin resultados.
Llegó un momento en que me exasperé y levanté la voz más alto de lo normal, molesto por seguir en esa carrera de la rata con un: -“no paro de escuchar que lo próximo que habéis pensado no va a funcionar porque bla bla bla -¿Queréis verlo de una forma más positiva? Estoy cansado de escuchar quejas sin soluciones… Al acabar de verbalizarlo volví a ser consciente: todo lo que estaba diciendo, era mi YO en un espejo, como si lo viera desde el palco de un anfiteatro.
Ahora que lo veo en perspectiva vuelvo a darme cuenta de cómo nuestra forma de comportarnos en las diferentes conversaciones delata gran parte de nuestro carácter (en ese preciso instante, claro. Poque no “somos”, simplemente nos “comportamos” /- estamos-)
Ante las sugerencias frente a un problema, o cuando te dan un feedback, se pueden identificar cuatro tipos de personas según sus reacciones (verbalizaciones):
¿Vamos con el primero?
Pues vamos.
1.- El criticón/a: no sé si eres de los que dice algo así como: -“no, no, si la idea es buena pero no has tenido en cuenta que…”- En el caso que os explicaba antes esta persona que adoptaba este rol apelaba a que el material propuesto no llegaba hasta dentro de 3 semanas y eso nos dejaba fuera de la partida.
2.- El dictador/a: en este me viene la infancia. Con cuatro o cinco años en ese día de playa cuando después de comer tu tortilla de patatas preguntabas a algún adulto: – “¿Me puedo ir a bañar ya? Y te contestaban con un rotundo NO. Y si volvías a preguntar -“¿por qué no?” ¿Qué es lo que te respondían?- Pues eso … Por que NO, o porqué lo digo.
3.- El maestro/a: como el nombre indica aquí se junta la experiencia, el edadismo o simplemente eso que decía un amigo mío de que la ignorancia es atrevida. A estos los reconocerás por la frase textual o similar a esta: -“No, la idea no es buena porque…”– A ojos de los demás parece que estén siempre poniendo palos a las ruedas aunque no sea su intención. En el caso que mencionaba al principio esta postura defendía la posición de que no funcionaría porque no teníamos la certeza de que nuestras máquinas o proveedores tuvieran la solvencia necesaria para responder a nuestra necesidad.
4.- El pensador/a: los reconocerás porque suelen ser los más positivos de la sala, los que mantienen la calma, las que reflexionan en silencio como si no hubiera nadie más en la reunión, y con tono cálido y una velocidad pausada, después de haber escuchado, dicen: -“Sí, y …además también podríamos …” En el caso anterior fue hacer tres pruebas simultáneas con diferentes proveedores para ganar tiempo.
Espero que te de una idea o quizás una visión general de cómo sueles comportante ante los diferentes retos que te pone la vida o cuando das feedback a una idea o persona. También puedes utilizar este esquema para poder visualizar dónde se suelen posicionar diferentes perfiles o roles cuando te toca defender una idea adelantando las objeciones que te puedan poner.
No somos tan negativos ni tan positivos. Ni tan destructivos ni tan constructivos. Somos lo uno y lo otro en diferente grado. Simplemente, mírate, mírame y toma conciencia.
PD1: “Los problemas son los maestros encubiertos” .Ni idea de quién lo dijo, no es mía, y me parece una gran premisa.
PD2: Tengo un libro que, entre otros temas, te muestra pautas de cómo ser un mejor conversador y comunicador. Aquí, ni arriba ni abajo, aquí.
PD3: Hoy, decido que mi próxima conversación la abordaré desde el __________