Equipos, Liderazgo

Mientras los gatos duermen, los ratoncillos bailan.

Día a día. De lunes a domingo. Recibes lecciones de liderazgo de personas distintas, en contextos diferentes, de edades diversas… Tan solo tienes que tener afinada la habilidad de escuchar, preguntar y quedarte calladito (bendito silencio).

En esa época, en la que trabajaba como responsable de tienda en el Museo Picasso de Barcelona, nos visitaba un proveedor muy carismático, Alfonso, que tenía una distribuidora de libros de arte en diferentes idiomas: Monte Alban Ediciones. Yo era muy joven, tendría unos veintitantos, y al sentirse cómodo hablando conmigo siempre me daba buenos y grandes consejos contados en forma de historias excéntricas vividas en primera persona que me provocaban unas carcajadas que se oían en todos los palacetes del Museo. Cuando escuchas con interés y te ríes de forma genuina, te conviertes en el mejor conversador del mundo. Que grande era Alfonso

Y voy al turrón. Era verano. Agosto. Yo siempre escogía las vacaciones en septiembre (escogía o me dejaban, ya que la asertividad en aquella época no era una de mis virtudes). Vino Alfonso y, mezclando realismo, queja y excentricidad, me dijo: – joder Toni, estoy harto de ir tienda por tienda y que la gente no sepa nada de nada de en qué punto están mis productos. En cuanto se van sus jefes de vacaciones, me hacen la del Manu Chao “🎶 je ne seis pas, je suis perdu 🎶. Te das cuenta que en este país, “Mientras los gatos duermen, los ratoncillos bailan

Cuando me lo contaba empatizaba mucho con él. Era un profesional como la copa de un pino. Venía rigurosamente cada semana, con los deberes hechos, mezclando lo personal con lo profesional y con su mejor sonrisa para hacerte el día más agradable. Hay personas (comerciales) que cuando entran por la puerta piensas: -ya viene el plasta este- ; en cambio, hay otros, que cuando entran por la puerta piensas: – que bien, un poco de aire fresco para empezar o acabar el día- ¿eres de los primeros o de los segundos? ¿cueces o enriqueces, como diría aquel anuncio de Gallina Blanca?

Esto que me comentaba siempre me ha dado mucho que pensar, y más en épocas estivales o de vacaciones. Según una encuesta realizada por la empresa de software TINYpulse en 2017, se encontró que alrededor del 20% de los empleados admitieron ser menos productivos cuando sus supervisores no estaban presentes. Otro estudio de CareerBuilder señaló que el 26% de los empleados confesó que eran menos productivos cuando su jefe no estaba en la oficina.

Evidentemente esto puede variar según el sector, tipo de trabajo, categoría profesional y/o roles, cultura de empresa, etc… pero cuando hablas con diferentes personas a nivel informal y algunas de ellas te dicen que prefieren trabajar en agosto porque no está su jefe/a y así poder hacer la suya, me preocupa. Si entre un un 20% y un 26% de empleados, según estos estudios, lo admite, significa que hay un porcentaje superior que no lo admite pero también lo practica. Da que pensar ¿no crees?

¿ Y por qué pasa esto?

Pueden haber muchos factores, pero desde mi punto de vista y experiencia me centraría en tres ejes:

  • Compromiso: las personas comprometidas no necesitan tener a un supervisor/a que esté constantemente encima de ellas. La definición de compromiso sería algo así: – El compromiso de una persona es el grado de esfuerzo que realmente hace para cumplir una obligación que ha asumido. En cambio, un compromiso es una obligación o una promesa. El compromiso viene dado por la combinación de estas tres “E” en inglés:
  • Enjoy: las personas comprometidas disfrutan haciendo lo que hacen. De cero a diez ¿Cuánto te das en este ítem?
  • Empowerment: las personas comprometidas se sienten empoderadas. No se trata de “ser”, se trata de “sentirse”. Empoderar es dar a alguien autoridad, influencia o conocimiento para hacer algo. De cero a diez ¿cómo estás aquí?
  • Emocional: Las personas comprometidas generan vínculos y emociones entres ellas, en su entorno. ¿qué emocionas generas entre tus compañer@s? ¿eres tónico o tóxico?

También es clave la alineación con los valores y la participación activa de estas personas en diferentes proyectos.

  • Autonomía: quizás las personas no se sienten capaces para tomar decisiones y gestionar sus tareas de manera independiente. ¿Hemos sabido como responsables o líderes contribuir en esta capacidad y actitud? Es clave promover y potenciar en nuestros equipos valores como la confianza, la libertad y la responsabilidad en los resultados.
  • Reconocimiento: ¡ cuidadín, cuidadín! El reconocimiento es un arte, hay que saber administarlo. Podemos reconocer dando un feedback positivo o un feedback de mejora (también es reconocer, es decirle al otro que es importante, si no, no te molestarías en darle feedback). Si acostumbramos a nuestros equipos a decirles constantemente, cada vez que hacen algo bien, -¡ que gran trabajo!-, cuando no estemos delante sabrán que no tendrán esa recompensa inmediata, esa dopamina que depende de que el otro me la administre, como una pastilla. Por tanto, si tengo a mi responsable ausente o de vacaciones, ¿para qué hacer o hacer de más?

Tengo muchas más grandes lecciones de Alfonso sobre liderazgo, ventas y vida. Porque vivir y vender es lo mismo, como dice Isra Bravo.

Por cierto ¿tú eres de los que duermen o de los que bailan? Si te he de ser sincero, yo he habitado esos dos lugares.

PD: Quiero agradecer a Alfonso, de Ediciones Monte Alban, todas las grandes historias que me contó. Por desgracia voy a echarle de menos y, como no, echaré de menos todas las historias que me contaba. Un familiar suyo me dijo que murió hace unos años a escasos metros del Museo Picasso de un ataque al corazón.

PD1: Son las 23:55 y estoy escuchando Amigo, una versión de Niños Mutantes.

PD2: Tengo un libro, para que independientemente de si eres gato o ratón, bailes al son que más te guste. ¡Ándele!

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