Empresa, Equipos

On boarding… o ganas de salir corriendo

6.30 de la mañana. Me levanto sin despertador. Sin dudar. Rápido. En ese momento vivía solo. Entre los rituales matutinos estaba la preparación del café con leche en una cafetera tradicional, de las que silba, suelta vapor y desprende ese aroma del buen café que te resulta tan familiar. No me gusta salir de casa sin nada en el estómago (herencia cultural materna, qué se le va a hacer).

Era un día especial. O por lo menos para mí. Me había construido mentalmente lo que tenía que ser ese primer día de trabajo. Mientras seguía con el resto de rituales, entre ellos el de la música mañanera, escuchando el Alive and Kicking de los Simple Minds (sí, ya se que suena viejuno pero es que te hablo de hace bastante tiempo). Hoy me hubiera puesto algo de The Blaze,

Listo. Todo preparado. Buena actitud mental, impoluto, nudo windsor en la corbata azul con pequeñas flores de lis, camisa blanca almidonada y traje gris marengo para el primer día. El primer día no se arriesga.

Llego a lo que sería mi nueva empresa con antelación. Me atiende una chica y me pregunta con un tono de “quién osa a perturbar mi tranquilidad”: -“Tu eres el nuevo del departamento comercial ¿verdad?”. A lo que le respondo que sí, que soy Toni, bla bla bla bla bla …y acto seguido le pregunto su nombre (vamos, el ABC de cómo comenzar una conversación con una nueva compañera de trabajo).

Como una bailarina de ballet, hace un giro de 180º sobre su propio pie izquierdo y me dice que le acompañe al que será mi espacio de trabajo, al mismo tiempo que me advierte de que la persona con la que he quedado llegará una hora más tarde por no sé qué motivo. Esos 10 metros que separan la puerta de entrada a lo que será mi “despacho” se me hacen eternos mientras pienso: -¿y no me lo podría haber dicho ayer?- ¿qué voy a hacer durante esta hora?- ¿esto va ser la tónica que me espera?- ¿Tomo la iniciativa y voy presentándome a los distintos departamentos?-

Llego. Dejo mis cosas en la mesa. La observo. Veo todavía tarjetas un tanto arrugadas del antiguo comercial encima de la mesa junto a un cubilete que sostiene unos cuantos bolígrafos publicitarios y un tarjetero que es como una especie de álbum de fotografías vintage con anotaciones de color rojo en las esquinas.

Me siento. Noto que el culo se me hunde en la silla giratoria y mientras apoyo los brazos me doy cuenta de ese vaivén “ñigui ñogui” que indica que están apunto de romperse. Simultáneamente, abro la cajonera y veo un par de libretas por estrenar de merchandasing, stickers, folios con el membrete corporativo, unos possits y unos sobres amarillentos a los que me negaría rotundamente en meterles un lametón.

La sensación que vivía era algo así como haber estado planificando un viaje para una estancia considerable, haber invertido en un hotel de 5* para que todo fueran días de sol, playa y mariscadas y haberme encontrado con unos apartamentos al estilo “do it yourself” donde la gente viene y va sin hacer suyo el espacio.

Cuatro segundos. Cuatro segundos es lo que tardamos en hacernos la idea de algo o de alguien. Muchas organizaciones descuidan, sin ninguna mala intención, atrapadas entre lo urgente e importante, lo que tiene que ser el primer día de incorporación de un empleado/a a la compañía.

Daniel Coyle, dice que una de las diferencias entre un equipo de mentalidad fuerte y otro de mentalidad débil se aprecia en el primer día de una incorporación. Mientras el primero se lo toma como una oportunidad de generar sentimiento de pertenencia y seguridad, el otro se lo toma como algo rutinario, un “to do” más que hacer durante el día en el Evernote.

Si eres de los que piensa que puede mejorar en estos menesteres quizás te ayude el acrónimo E.D.A.R  para que lo tengas en cuenta en tu próxima bienvenida:

  • E. Hazme sentir Especial. Me has elegido entre muchos candidatos/as y eso me hace sentir bien pero hay que hacerlo extensivo a la relación a futuro. Es como una relación de pareja, no se trata de que te olvides de mi y no cuides los detalles una vez me has “conseguido”. Cuesta muy poco tener detalles como: el nombre de la persona en alguna pantalla de la compañía con esa bienvenida, informar a otros compañeros/as sobre la recién incorporada, una persona que te hace el tour y te acompaña a tu espacio de trabajo donde ten informa de los temas más operativos y básicos, así como poder satisfacer cualquier duda que te surja en ese primer día…
  • D. Ten un Detalle conmigo. Vas a tu espacio de trabajo y tienes una nota de bienvenida escrita por su responsable, gerente, CEO, etc… a mano, un objeto físico que sea significativo de la compañía, un símbolo que represente el espíritu de ese equipo (el mensaje vendría a ser algo así como ya eres uno de los nuestros, pero sin ponerle un tono mafioso o sectario, por supuesto). Lo objetivos físicos generan anclajes por sus cargas emotivas asociadas. En John Deere, las nuevas incorporaciones reciben el primer día una maqueta en miniatura de la primera azada que patentaron.
  • A. Muéstrame Afecto en su sentido más amplio. Aquí es un tema de creatividad. Tienes la suerte de que si has hecho una buena selección te habrás percatado de si la persona tiende más a la introversión o extroversión, gustos, aficiones, inquietudes… Una práctica que hacen lo equipos de Alto Rendimiento según D.Coyle es montar una comida el primer día con un grupo reducido de compañeros para conocerse un poco más, eliminando de la ecuación el objetivo de hablar de trabajo. No es el día. No toca.
  • R. Un momento con tu Responsable. Un estudio que llevó a cabo Microsoft dejó de manifiesto que aquellas nuevas incorporaciones que rápidamente tenían una conversación con su responsable, a parte de reducir su ansiedad, tenían un mayor sentimiento de pertenencia, generaban redes más fuertes y, por tanto, su longevidad en la empresa era mayor.

Todo cuesta y nada cuesta. Es una cuestión de darle la importancia que tiene. Creo que no te gustaría que el día de la boda viniera tu pareja desaliñad@, tarde, ojeros@ y con dudas para contestar el SÍ quiero. Es un día importante y para la posteridad, de esos que cuando llegas a casa la familia te pregunta cómo ha ido, a quién has conocido y que has hecho. Tienes que hacer que su familia también se enamore de tu empresa y eso solo lo vas a conseguir en función de la impronta que dejes ese día en el nuevo/a incorporado/a. ¿Cuánto tiempo pierde tu organización reclutando a nuevos candidatos/as? ¿Cuánto tiempo te va a llevar dedicar un tiempo al E.D.A.R?

Be water my friend. Up to you.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *