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Cada día al despertarnos hacemos una serie de rituales: suena el despertador, lo apagas antes del tercer pitido, algunos/as lo atrasan “5 minutitos más”, sales de la cama por la derecha o izquierda, te diriges al lavabo, haces café para la familia… y así sucesivamente hasta que acaba el día.
Si muchas veces no somos conscientes ni siquiera de estos rituales “sin importancia” imagínate de otros rituales que son cruciales a la hora de: relacionarnos, comunicarnos, dominar nuestros impulsos y ser más excelentes en nuestra vida personal y laboral.
Te propongo un pequeño test. Evalúate del 1 al 10 en como estás en estas áreas de tu vida en el plano personal y laboral.
Ahora que te has puntuado respóndete a estas preguntas:
- ¿Por qué me he puntuado en ese número concreto?
- ¿Cuánto margen de mejora tienes en ese hábito?
- ¿Cuál es el primer paso que tendrás que dar para pasar a la acción?
- ¿Qué vas a hacer para mantener esos hábitos en los que ya te sientes fuerte?
Esta sugerencia que te proponemos viene motivada después de leer el libro del Dr. Miguel Ruiz. Es un libro que conocí de su existencia a través de un conferenciante al que sigo y que es del equipo de T. Harv Eker, Arnon Barnes.
El Dr. Miguel Ruiz expone su conocimiento desde la sabiduría tolteca. Estos toltecas seran conocidos en todo el sur de México como “Hombres y mujeres de conocimiento”.
El autor nos habla de 4 acuerdos (aunque para mi serían 5 si incluyo el estar atento a tus creencias/acuerdos) que contribuyen a que tu vida pase a un nivel de excelencia si los practicas y los tienes en cuenta a la hora de comunicarte contigo y con los demás.
Un acuerdo, para él, es cada letra, cada palabra de una lengua, aquello que has aceptado como cierto y has acordado “creértelo” (creencia).
La única forma de almacenar información es por acuerdo. Si estás de acuerdo, te lo creerás y recordarás; por el contrario, si no estás de acuerdo no lo almacenarás.
En palabras textuales del autor “un 95% de las creencias que hemos almacenado en nuestra mente no son más que mentiras, y si sufrimos es porque hemos decidido creérnoslas”
Necesitamos dosis de gran valentía y ánimo para “desafiar nuestras propias creencias, porque aunque sepamos que no las escogimos, también es cierto que las aceptamos”.
Para expresártelos de manera sintetizada y con claridad, estos 4 acuerdos de los que habla el autor, los cuales si estás dispuesto a aceptarlos no solo los incorporarás, sino que te ayudarán a romper aquellos otros que han sido creados desde el miedo y agotan tu energía.
Aquí van:
1.- Se impecable con tus palabras
Para mi este es uno de los más importantes y, al mismo tiempo, puede ser uno de los más difíciles de cumplir. Lo que soñamos, lo que decimos, lo que decimos que somos, nuestro estado de ánimo, lo que deseamos, nuestras expectativas , lo mostramos a través de las palabras independientemente de nuestro idioma.
Las palabras son esas semillitas que vamos plantando tanto en nuestra mente (dialogo interno) como en la mente de las personas con las que interactuamos.
Como dice Miguel Ruiz, “las palabras son como semillas y la mente humana es muy fértil, pero solo para la clase de semilla para las que están preparadas”
Somos una especie de magos que con nuestras palabras podemos hechizar a alguien o liberarlos del hechizo. Cuando estudiaba psicología social y de las organizaciones en la UAB tuve la suerte de tener “maestros” que incidían reiteradamente en que el lenguaje construye nuestras realidades, propias y ajenas.
A partir de ahora presta atención a tus palabras y plantéate estas preguntes cuando acabe el día:
- ¿Han contribuido a hacer mejor a la otra persona o a subestimarlo?
- ¿Soy cuidadoso con lo que pienso, sabiendo que no me voy a convertir en lo que deseo sino en lo que pienso?
- ¿Soy preciso en lo que comunico y el cómo lo comunico para que se entienda lo que pretendo? ¿lo se con certeza que es así?
Soy consciente de que todas las preguntes que te hago son cerradas, pero lo que quiero es que hagas un chequeo rápido del punto en el que te encuentras al final del día para que el siguiente vuelvas reseteado/a independientemente del resultado del día anterior. Recuerda que estamos hablando de hábitos, y estos no se tienen de la noche a la mañana. Después te haré preguntas abiertas …
2.- No te tomes nada personalmente
El tomarse las cosas personalmente es la expresión máxima del egoísmo. Como dice el autor “nada de lo que los demás hacen lo hacen por ti. Lo hacen por ellos mismos”. En el libro de Simon Sinek “Empieza con el porqué” hace referencia en uno de los capítulos a cómo consiguió Martin Luther King congregar a más de 250.000 personas en su famoso discurso – Tengo un sueño – en Washington.
Las personas hacen lo que hacen por ellos/as mismos/as, no por ti. “todos vivimos nuestro propio sueño en nuestra propia mente”
Y con esto no estoy diciendo que no seamos generosos y hagamos cosas por los demás de manera desinteresada y altruista (aunque un beneficio derivado de esta acción sea sentirse bien uno mismo)
Si eres de los/as que se toman las cosas de manera personal te aconsejo (que poco me gusta utilizar eso de dar consejos, no es nada coach) que tengas cierta precaución. De la misma manera que los animales huelen el miedo pueden haber ciertos depredadores/as sociales para los que seas presa fácil en aras a sus antojos e intereses. Si te tomas las cosas personalmente vas a estar condenado a sufrir hasta que decidas cambiar ese acuerdo.
Igual que hemos hecho en el caso anterior te planteo que al acabar el día te hagas las siguientes preguntas:
- ¿Qué me he tomado hoy personalmente?
- ¿De quién venía eso que me he tomado hoy personalmente? ¿de mi jefe, padre, mejor amigo, mujer, hijo, profesor…?
- ¿Cuánto poder le estoy dando a esa persona para que sus palabras me hagan sentir mal o sufrir?
- ¿Qué voy a hacer la próxima vez que algo o alguien me haga sentir así?
3.- No hagas suposiciones
¿te has planteado en qué se parece una pregunta cerrada a una suposición? En que ambas las haces pensando que tienes la respuesta y que, además, es cierta.
Nos pasamos el día suponiendo lo que los demás piensan, lo que hacen, lo que es correcto, incorrecto, acertado, etc y estas suposiciones te llevan a buscarte problemas innecesarios
¿Sabes por qué tendemos a hacer suposiciones? Porque tenemos miedo. Sí. Tenemos miedo a preguntar y a que nos contesten algo que no queremos escuchar, a sabiendas de que las suposiciones crean sufrimiento.
No somos conscientes de que las suposiciones te llevan a malos entendidos y enfados innecesarios. Vemos lo que queremos ver, escuchamos lo que queremos escuchar y sentimos lo que queremos sentir. Tal cual.
Me encanta esa frase en la que dice “hacemos suposiciones para satisfacer nuestra necesidad de saber y reemplazar la necesidad de comunicarnos”
Si supongo que mi jefe debería saber qué trabajo asignarme, o supongo que mi cliente/a ha de saber cuanto cuestan los recursos que pongo a su disposición, o supongo que mi mujer/marido tiene que saber que me gusta o me deja de gustar … ¿Por qué no hacemos preguntes? Lo reitero. Por miedo, porque hemos acordado que preguntar es peligroso.
Y fíjate hasta donde llega el poder de este acuerdo: “cuando te sobrestimas o subestimas es porque no te has tomado el tiempo necesario para hacerte preguntes y responderlas”. ¿No te parece extraordinaria esta reflexión que hace Miguel Ruiz?
Cuando llegue el final del día te planteo más preguntas (porque sé que ahora no tienes miedo :))
- ¿Qué has dado por sentado durante el día de hoy y no tienes la certeza de que fuera así?
- ¿Qué te esta haciendo sentir eso que deberías preguntar y no preguntas?
- ¿Qué ganarías preguntando en lugar de suponer?
- ¿Qué tienes miedo a perder/escuchar una vez hagas la pregunta?
- ¿Qué necesitas que pase para hacer esa valiente pregunta que necesitas hacer?
4.- Haz siempre lo máximo que puedas
¿Has acabado el día sabiendo que no has hecho lo que tenías que hacer? Fíjate que no te digo “lo que te propusiste hacer”. Seguro que la sensación no fue positiva. Este acuerdo es el que te va a permitir que los otros tres acuerdos se construyan sobre una base sólida ¿sabes por qué? Porque este último acuerdo va sobre el poder de la acción.
Cuando hacemos todo lo que podemos o esta a nuestro alcance no hay espacio para juzgarnos o criticarnos, no hay espacio para sentirnos ansiosos. La ansiedad se genera cuando estamos haciendo unas cosas sabiendo que deberíamos hacer otras.
La acción es lo que te permite expressar lo que eres. En el polo opuesto està la inacción como forma de negar la vida. Y harás lo máximo que puedas siempre y cuando hagas cosas por convicción y no por obligación. Cuando hacemos cosas por obligación nunca van a generar que hagamos lo máximo que podemos.
Y por último, como acuerdo de este post, te planteo unes últimas preguntas al final del día:
- ¿He hecho lo máximo que he podido?
- ¿Qué me ha frenado a hacer el máximo que podía?
- ¿Qué recurso necesito y que ahora no tengo para hacer lo máximo que pueda?
- ¿En qué momentos de mi vida he contado con ese recurso?
Ahora estás más que preparado/a para romper viejos acuerdos, así que solo tienes que emprender una primera acción en cada uno de los acuerdos. Ánimo, porque cuando emprendas la primera acción ya te estás poniendo a trabajar a tu favor, como mínimo, uno de los acuerdos.
Y recuerda: los acuerdos más importantes que has hecho, haces y harás son los que tengan que ver contigo mismo/a.
¿Cuál va ser tu siguiente acuerdo?
Mientras te lo piensas te dejo con este tema de Moloko. Un ambiente sonoro lleno de positividad y alegoría al presente!
Toni Cátedra
Psicólogo. Coach Ejecutivo. Formador
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